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Recuerdos de vida, amor y lucha

Publicado: 2013-03-01

En homenaje a mi padre

Alguna vez pensé en volver a escribir  este tipo de recordatorios, los muchos que escribí fueron a parar en manos oscuras que intentaron callar mi sentido del recuerdo y de la vida entregada a una lucha por la justicia y la verdad.

Evocando aquellos escritos de mis diarios, estaban las anécdotas imborrables de mis días en la provincia Paramonga- Barranca en donde nací y viví con  mi querido padre, aquel hombre que iba y venia diariamente de sus largas jornadas laborales y sindicales, de sus interminables asambleas por la defensa de sus derechos, de los trabajadores azucareros, de sus luchas por una vida digna.

Recuerdo aquel día en el que me vio muy fijamente y me dijo; ¿quieres acompañarme al sindicato?. Apenas tenia 8 años, era una niña frágil, muy delgada y llena de miedos, por supuesto le dije que si: llegando a aquella casa grande con muchas bancas, llenas de gente- varones casi todos - me vieron con carita de asustada. ¿ Sentí que se preguntaban que hace  aquí el secretario general "el gringo" como le decían a mi padre- con su pequeña hija en el sindicato?. El respondió como adivinando lo que pensaban, mi hijita va a grabar la asamblea y también aprenderá a cortar letras para las banderolas.

Esa fue la experiencia mas importante de mi niñez, cuando los escuchaba no podía entender todavía bien de lo que hablaban, pero en el fondo si entendía que buscaban mejorar la vida de sus familias, la salud, la educación para sus hijos, viviendas dignas, todo eso a lo que una niña de tan poca edad no escucha frecuentemente, allí aprendí que la vida no es solo jugar, que los padres a parte de trabajar, tenían que luchar por sus derechos y que la fabrica, el campo y el sindicato eran parte de nuestras vidas.

Aprendí a cortar letras claro que si, con técnicas muy practicas un señor- al que después también vi que llevaba al colegio a su hija- me enseño a doblar y cortar letras en serie, sin regla ni trazado de lápiz, y después me enseño a usar el engrudo (una goma casera hecha de harina) pegar las letras era todo un reto, ponerlas y cuadrar al ojo manteniendo la linea para que no se vean chuecas, ¡todo eso fue tan divertido¡ y ver a mi padre hablar con su voz ronca, fuerte y valiente...si valiente¡¡.

Cuando tenia alguna entrevista en la radio o prensa local el siempre me decía, hablare en la radio, me grabas hijita (tenia aquellas grabadoras largas con cintas y grandes botones) o cuando llegaban los periodistas locales y el contestaba las preguntas que orgullosa me sentía de ser su hija, de alguna manera eso fue dando espacio a mi interés por el periodismo, la comunicación, y a mi apego por las luchas sindicales.

Sin embargo, no todo fue fácil, pase momentos de mucha angustia a pesar de mi corta edad, cuando en las marchas, las protestas y las huelgas mi padre podría salir lastimado- o en el peor de los casos llevado preso- como ocurrió en algunas oportunidades, pensaba ¿porque le hacen eso? si solo quieren lo bueno para sus hijos, para mejorar la vida de todos? preguntas a las que mi padre contestaba con tranquilidad, me decía: ellos quieren ganar a costa de nuestro trabajo, eso se llama explotación y por eso hay desigualdad, ellos tienen mucho y los demás tenemos muy poco, eso es pobreza hijita por eso hay que luchar porque lo que ellos tienen demás es porque no nos dan lo que nos corresponde- en sentido practico- es robo.

Con este recuerdo, vuelvo a reescribir mi historia de vida y el amor siempre presente de mi adorado padre, ejemplo de amor y de lucha. Seguiré escribiendo aunque sea de pocos todo esto que llevo dentro porque de alguna manera vuelvo a vivir aquello cuando lo escribo como legado de vida.

Rosalva


Escrito por

Rosalva

Comunicadora Social, Social Media Manager, Estrategia digital y para variar con una maestría en Ciencia Política.


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Rosalva

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