Según estudio del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).

Son 1.300 millones de toneladas de comida desperdiciados cada año.

Con el lema “Come, piensa, ahorra. Reduce tu impacto", se conmemoró el 05 de Junio el Día Mundial del Medioambiente, que este año tiene por objetivo luchar contra el desperdicio y la pérdida de alimentos producidos y almacenados.

El Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) asegura que "una de cada cuatro calorías producidas por el sistema agrario global se pierde o desecha", lo que complica "la capacidad del planeta de reducir el hambre y satisfacer la demanda alimenticia de una población en rápido crecimiento".

El análisis indica que más de la mitad de la comida desperdiciada en Europa, EEUU, Canadá y Australia se desecha en la etapa de consumo, mientras que en los países en desarrollo, dos tercios de las pérdidas se producen durante el almacenaje. En este sentido, el estudio destaca una invención nigeriana llamada "zeer": un sistema de refrigeración por evaporación que puede conservar frutas y vegetales sin electricidad.

"El sistema, “zeer” cuesta menos de 2 dólares y puede almacenar hasta 12 kilos de productos. Los tomates y las guayabas, que durarían unos dos días sin estar almacenadas, pueden llegar a conservarse hasta 20 días en un "zeer"".

Se estima que para el 2050, el mundo necesitará un 60 por ciento más de calorías que hicieron falta en 2006, si se mantiene la actual tendencia de demanda.

Las iniciativas en marcha en Nigeria, Estados Unidos, Afganistán o Australia a este respecto podrían reducir los 1.300 millones de toneladas de comida desperdiciados cada año.

¿Llegará un momento en que llenemos el planeta de basura?

Otra preocupación y debate por la gestión de los residuos han ido en aumento a la par que la sociedad de consumo y la cultura de usar y tirar han multiplicado la cantidad de basura. Según los expertos, el impacto nocivo al medio ambiente es elevado. La mitad de la basura se acaba en los vertederos. Pero también la incineración supone un alto coste en términos de contaminación atmosférica.

Es un problema que, aunque aún está lejos de destruir el planeta, pero que pone en riesgo el medio ambiente. Aunque la basura de los hogares es una parte minúscula del total de residuos, pequeños gestos cotidianos nos pueden ayudar a reducir la cantidad de bolsas llenas de basura que bajamos periódicamente al contendor. Es una cuestión de hábitos que al principio pueden parecer engorrosos, pero poco a poco se pueden ir incorporando a la rutina diaria sin apenas esfuerzo.

Los desperdicios de alimentos son, sin embargo, los que más engordan el cubo. Un estudio de la Uned asegura que el 60% de lo que tiramos es comida. Y en algunos casos son alimentos que se podrían consumir. Un informe de la UE lo constató. Cada europeo tira u promedio de 179 kilos al año de productos que se pueden comer.

El asunto pendiente y de cambio de hábitos es el del reciclaje. Un reto que debe progresar adecuadamente en aras de la preservación del medioambiente.